Oktoberfest en Munich, la gran feria mundial de la cerveza

Año tras año ha habido un destino en una época determinada que nos rondaba la cabeza: la gran Oktoberfest o como ellos la llaman la Wies´n. Y tras mucho mirar vuelos y alojamientos por fin nos decidimos a ir a la gran, única y mundialmente famosa Oktoberfest de Munich. La fiesta Oktoberfest de Múnich es un acontecimiento histórico organizado por primera vez en el año 1810, con motivo de la celebración del enlace entre Luis de Baviera y la princesa Therese van Sachsen-Hildburghausen.

La celebración fue la realización de una carrera de caballos. La Oktoberfest se realiza desde entonces en el Theresienwiese que es un campo abierto justo al lado de la muralla de Múnich que es transformado en un parque de atracciones y que contiene los “Festhalle” que son las principales casetas de las cervecerías históricas de Múnich así como tenderetes de souvenirs, quiosquitos con bocadillos, cervezas, wurstel y naturalmente el infalible Pretzel, un pan salado distribuido en cantidad industrial.

Los festejos de la Oktoberfest en Munich se extendieron durante cinco días y se repitieron año tras año, a excepción de los tiempos de guerra.

En los principios de la Oktoberfest en Munich no se servía cerveza en el recinto ferial, aunque si en otros sitios más o menos próximos al mismo.

Más tarde se permitió la venta de cerveza dentro del recinto de la Oktoberfest en Munich y posteriormente la de alimentos para acompañar al líquido dorado. De esta manera los visitantes de esta feria podían beber y comer al aire libre, pronto comenzaron a montarse puestos donde los cerveceros ofrecían además de la comida y la bebida algunas atracciones para los chicos como cucañas o boleras.

En los primeros años de la fiesta, el recinto ferial de la Oktoberfest quedaba en las afueras de Munich, por lo que los cerveceros y todo su personal se desplazaban hasta el mismo con sus trajes típicos desde el centro de la ciudad. Esto se ha traducido en la tradición de la cabalgata el primer sábado por la mañana.

NUESTRA VISITA A LA OKTOBERFEST EN MUNICH

Tras poder al fin encontrar un vuelo en esas fechas y un hotel a precios decentes decidimos que había llegado el momento, nuestro momento cervecero y con una antelación de 9 meses realizamos las reservas para la gran Oktoberfest en Munich.

Y allí nos encontramos, en Múnich en plena Oktoberfest. Debido a cambios de última hora nos habíamos quedado sin mesa ni compañía pero no por ello nuestro corazón cervecero dejo de latir ante la idea de poder ver nuestro sueño cumplido.

El viernes después de haber realizado el día antes el desafío de la cerveza, nos dirigimos hacia la Oktoberfest, ya estábamos aquí!!! nada más llegar te sientes excitado con el gran ambientazo de gente que ves, con sus trajes típicos dirigiéndose desde la parada del autobús hacia la entrada del recinto.

Allí puedes ver a todos los bávaros engalanados con sus trajes típicos. A las teutonas pues eso teutonas y a los hombres con sus patorras al aire.

Al llegar empiezas a ver las atracciones como montaña rusa y otras similares que son espectaculares, las casetas de recuerdos que le dan un colorido impresionante. Había un castor típico que parecía decir eso de “¡Qué me pica la espalda! ¡Por favor que alguien me rasque!”

Tuvimos además la suerte de que ese día lucía un cielo azul intenso y con calor malagueño, que nos acompañó y esto abría la sed, así que nos dirigimos hacia la primera caseta que vimos (Lowembrau) y a pesar de que había mucha gente, conseguimos coger una mesa en la terraza y disfrutar del buen tiempo. Nos pedimos nuestra primera cerveza del día, que casi nos bebimos de un tirón.

Luego nos pedimos algo de comer, con nuestro “perfecto alemán” encargamos un codillo que costaba “22 PAPELES”, pensábamos que era para una persona, cuando hicimos cálculos (2.5 € =100 g.) correspondía algo así como a 900 gramos. Imaginamos que sería para dos personas, pero ya los habíamos pedido, así que ya os podéis imaginar, con el calorcito meterse entre pecho y espalda ese pedazo de trozo de carne pues empezamos a sudar y claro nos tuvimos que tomar otra cerveza.

Así cuando entramos en la caseta ya estábamos muy ambientados y no desentonamos con el entorno general. Es impresionante contemplar a toda la gente cantando y bailando encimas de las mesas al ritmo de la música típica mientras beben esas grandes cervezas. Y es súper divertido mientras tanto ver los gorros graciosos, camisetas para la ocasión y disfraces que es lo que hacen de esta fiesta que sea tan especial.

Después decidimos ir visitando el resto de casetas disfrutando del colorido y de sus cervezas.

Nos compramos nuestras camisetas y sombrero típico para no desentonar demasiado y proseguimos paseando viendo los carros de cada cervecería aparcados con sus caballos y sus barriles delante de cada caseta.
Las portadas de cada caseta y puestos de venta de comida son a cual más originales, como las que se ven con muñecos girando un pollo o un cerdo.

Después de recorrer y empaparnos del espíritu de la Oktoberfest en Munich nos sentimos muy contentos con haber podido vivirla y recomendamos a todo el mundo que vaya a visitarla ya que la Wiesn de Munich y Alemania nunca defraudan.

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