Cruceros con niños, 7 razones para ir con los peques

Realizar un crucero con niños puede no ser la primera elección que hagan unos padres para disfrutar de los viajes familiares. Esto es debido a los estereotipos que en torno a ellos se han creado como las reducidas dimensiones de las cabinas de los barcos entre otros. Tras nuestra experiencia apreciando la comodidad que ha supuesto hacer un crucero con nuestra niña, nos hemos animado a realizar un listado con las ventajas que encontramos y que puedan servir de orientación a otros padres en la decisión de realizar un viaje diferente. Os dejamos nuestras 7 razones para hacer un crucero con niños.

1. No portar las maletas durante varios días

Esto que puede resultar un pequeño detalle, no lo es tanto si tenemos en cuenta la gran similitud de unos padres viajeros con un sherpa que escala el Himalaya cargados hasta arriba de pañales, potitos, galletitas, cremitas y demás menesteres. En nuestro crucero con la niña llevábamos 3 maletas de mano, una grande facturada, la silla de paseo y el asiento elevador y ni que decir que no tener que mover tanto trasto durante las ocho noches que duro el crucero por Oriente Medio fue un alivio para nuestras espaldas.

2. Como consecuencia del anterior: No tener que hacer/deshacer maletas durante varios días

La posibilidad de abrir las maletas y no tener que estar constantemente rehaciéndolas y cerrándolas a la mañana siguiente también supone un alivio que no habíamos sentido desde la estancia en las Islas Maldivas.

En nuestro viaje por los países Bálticos que duro 11 noches, nos alojamos en 7 hoteles diferentes y llega un momento en el que no tienes ni idea de dónde has puesto las cosas teniendo que abrir todas las maletas para sacar quizás un par de calcetines o las galletitas de la merienda y haciéndote sentir como un autentico empaquetador profesional recomponiéndola diariamente.

Estar las noches que dura el crucero sin tener que preocuparse de cerrar maletas y poder encontrar rápidamente lo que buscas es un alivio y nos ahorrara mucho tiempo que se invertirá en disfrutar más el crucero con los niños.

3. De puerta para dentro una habitación de hotel y hacia fuera una ciudad

Es abrir la puerta de la cabina y al igual que hace en todos los hoteles del mundo, nuestra niña se quita sus zapatos y se sube a la cama que más le gusta. Y es que las cabinas de los cruceros están diseñadas hoy en día de forma que son habitaciones de hotel con las mismas comodidades que tendrías en ellos y con una amplitud que realmente nos sorprendió.

Luego sales a los pasillos y coges el ascensor llegando a las zonas donde se ubican restaurantes, tiendas, piscinas, salas de baile y muchos más sitios donde los niños pueden correr, bailar e interactuar con otros niños haciendo amiguitos.

A nosotros esta fácil accesibilidad a sitios donde nuestra niña se entretenía durante el crucero nos encantó ya que siempre estaba realizando actividades y con ello disfrutando más intensamente el viaje.

4. No tener que buscar un sitio para desayunar, almorzar y cenar

El tema de la alimentación de los niños durante un viaje suele ser motivo de preocupación en los padres, no tanto el desayuno que suele estar solucionado al incluirse en la reserva de los hoteles o el almuerzo que durante la ruta suele ser fácil hacer una parada para alimentarlos. Pero la cena sí que supone en muchos casos un problema.

A partir de cierta hora bruja en la tarde, los niños están cansados y penosos de llevar muchas horas despiertos, pateando ciudades o hartos de ir sentados en la silla.

Quieren bajarse de esta y correr hacia la libertad infantil, jugar con los padres, darse un buen baño con su patito de goma, cenar viendo sus dibujos y en fin, conseguir el reposo del pequeño guerrero explorador bien merecido.

Para los padres la cena suele suponer un gran problema si no nos alojamos en apartamentos ya que estamos casi obligados o a cenar en el hotel o a buscar un restaurante cerca.

Pero aun así, puede que ni estando en un restaurante se solucione el problema. Durante el viaje a Islandia nos encontramos uno donde se negaron a calentarnos el potito de Helia alegando que no tenían microondas y no teniendo el detalle de hacerlo al baño maria. También nos hemos encontrado restaurantes donde íbamos a cenar y en los que había una carencia total de platos aptos para niños, por no tener, no tenían ni un triste plato de patatas fritas.

En un crucero que hagamos con nuestros niños tendremos todas las comidas solucionadas y es más, si pedimos puré de patatas, arroz hervido o cualquier cosa que sea de su gusto, nos lo cocinaran sin problemas. En nuestro caso, a Helia le gusta la pasta sola, sin tomate ni queso ni nada mas, solo pasta con unas gotas de aceite de oliva y así se lo pedimos a nuestro camarero y casi al instante teníamos el plato en la mesa.

5. Diversión y entretenimiento para nuestros niños

Las compañías de cruceros ya se han puesto las pilas en lo que a turismo familiar se refiere y es fácil encontrar en los barcos piscinas infantiles, parques con toboganes y miniclubs donde se realizan actividades exclusivas para los pequeños con fiestas, dibujos y canciones entre otras.

Aparte del entretenimiento que existe a bordo y es específico para que disfruten del crucero los niños, también nos encontramos que el que va dirigido a los adultos puede ser de su agrado.

En nuestro caso, nos sentábamos por las tardes en uno de los salones con música en directo y es ahí cuando Helia lo daba todo demostrando sus dotes bailarinas que no sabemos bien de quien las heredó. Arrancarla de la pista de baile para llevarla a la cabina nos costaba nuestro trabajo pero ni que decir lo que disfrutábamos viéndola feliz bailando.

La reina de la pista

6. Cada día un sitio nuevo

Si algo tiene de positivo un crucero con niños es que cada día o cada pocos se llega a un destino nuevo lleno de lugares increíbles y sitios estupendos para explorar, por lo que la monotonía de estar siempre en la misma ciudad no existiría teniendo cada día una aventura por delante.

7. Montar en barco es una aventura

Si ir en coche, avión o tren le puede causar entusiasmo a un niño, montar en barco también le encantará. Durante el crucero nuestra niña pasaba grandes ratos mirando por las ventanas y señalando entusiasmada otros barcos, el mar y aves volando. Casi que nos costaba trabajo desembarcar en los puertos ya que siempre quería estar en el barco.

Y estas han sido nuestras siete razones para hacer un crucero con niños. Sin duda una forma relajada, cómoda y divertida de viajar que hará disfrutar por igual a padres y niños.  Buen viaje a bordo!

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