Jardín Botánico Kirstenbosch en Ciudad del Cabo

A los pies de la preciosa Table Mountain y albergando una colección de más de 7000 plantas, se ubica el mayor jardín botánico de África del Sur. Kirstenbosch despliega en sus cuidados jardines toda la flora de la zona en uno de los marcos más bonitos del mundo. Os mostramos nuestra nublada visita a Kirstenbosch en el invierno Sudafricano.

Jardín Botánico Kirstenbosch

El término Kirstenbosch proviene del Afrikáans y sirve para designar Jardín Botánico. Con ese nombre tan original se bautizó en 1913. La finalidad de Kirstenbosch ha sido y es reunir toda la flora de la región de Ciudad del Cabo en sus 528 hectáreas convirtiéndose actualmente, en el mayor de los jardines botánicos de África del Sur.

Entre senderos, puentes y esculturas, se ubican miles de plantas y también algunos patos. A destacar su “Sendero para ciegos” en el cual menta, hierbabuena, lavanda y decenas de plantas olorosas despiertan el olfato.

Tremendamente cuidado, es considerado como uno de los más bellos jardines botánicos del mundo.

Como llegar a Kirstenbosch

Dirección: Rhodes Drive, Newlands
Coordenadas GPS: E 18°26'06.48" 33°59'15.76" S

Precios y Horarios

Precios

Adultos 60 Rupias
Niños de 6 a 17 años: 15 Rands.
Menores de 6 años: gratis.
Se puede realizar la compra de las entradas a través de internet.

Horarios

Verano (De Septiembre a Marzo: Lunes-Domingo de 08:00 a 19:00
Invierno (de Abril –Agosto): Lunes a domingo de 08:00 a 18:00

Nuestra visita a Kirstenbosch

Con prisas y sin pausas provenientes de Península del Cabo, llegamos a última hora de la tarde al Jardín Botánico Kirstenbosch.

Entrar casi a la hora del cierre en cualquier lugar tiene una cosa buena y otra mala. La buena es que lo visitamos casi en soledad, la mala es las prisas por intentar recorrerlo todo.

Tras pasar por taquilla de la puerta de acceso 2 que se encontraba en la parte superior del jardín, nos hicimos con un mapa y fue en ese momento cuando nos dimos cuenta de que era imposible visitarlo al completo esa tarde. Decenas de senderos subían por las faldas de la Table Mountain perdiéndose a la vista y regalándole al posible explorador no sólo el encuentro con sorprendentes plantas, sino la visión de Kirstenbosch desde una zona privilegiada.

Sin tiempo, decidimos realizar la ruta que nos conducía hasta la puerta de acceso uno y nos permitía recorrer algunos senderos importantes.

Pasamos rápidamente por el famoso sendero oloroso y el jardín de la extinción para llegar a un amplio jardín con césped donde unos graciosos patos sirvieron como entretenimiento a Helia y al resto del grupo.

Si ya el atardecer hacía que las condiciones de luz fueran decreciendo, la llovizna invernal hizo que tristemente pusiéramos punto y final a nuestra visita a Kirstenbosch, un jardín que se merece un mínimo de dos horas para disfrutarlo, aunque nuestra visita fuera tremendamente corta para nuestros deseos, sí nos hizo darnos cuenta de la belleza del lugar.